De nuevo doy un paseo por el casco antiguo de Zaragoza, recreándome y absorbiendo la belleza que desprende mi ciudad. Llego a la plaza San Felipe y otra joya del barroco llama mi atención: La Iglesia de San Felipe.
Majestuosa obra de los siglos XVII-XVIII, dedicada a los santos Felipe y Santiago que sustituyó a una románica que ya se les quedaba pequeña.
A destacar: su portada sobria y monumental y ya en su interior la luz y riqueza del espacio y el Altar Mayor con su retablo.
Una curiosidad: la puerta de acceso, en su día perteneció a la Basílica del Pilar
Bisous, bisous.
S.
Esa iglesia es preciosa y de las tartas que te voy a contar, vaya perdición
ResponderEliminarBesos bonita
Un entorno precioso, me encanta esta zona de la ciudad
EliminarBisous
S.